A muchas personas les sorprende descubrir que la radiación ultravioleta (UV) no desaparece cuando bajan las temperaturas. La nieve y el hielo son superficies altamente reflectantes, capaces de devolver hasta un 80 % de la radiación UV, y por cada 1.000 pies de altura que ascendemos, la exposición a los rayos UV aumenta entre un 4 % y un 5 %. Esto significa que en pleno invierno, mientras esquías o haces senderismo en la montaña, puedes estar recibiendo tanta o más radiación que en la playa.
Consejos para protegerse durante todo el año
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Usa protector solar de amplio espectro (SPF 30 o superior). La Fundación para el Cáncer de Piel recomienda aplicar generosamente protector solar de amplio espectro en todas las áreas expuestas y reaplicarlo cada dos horas. En invierno, opta por fórmulas hidratantes que combatan la sequedad propia del clima frío.
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No olvides los anteojos de sol. La luz reflejada por la nieve puede deslumbrar y dañar tus ojos. Elige anteojos que bloqueen el 100 % de los rayos UVA y UVB y de preferencia con monturas envolventes para reducir la entrada de radiación por los laterales.
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Cúbrete con ropa y accesorios. Además del protector solar, utiliza gorros, viseras, buffs y prendas de manga larga. En la montaña, un casco o gorro aislante protege la cabeza y mantiene el calor.
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Planifica tu exposición. Las horas centrales del día (11 a.m. – 3 p.m.) concentran la radiación más intensa. Intenta practicar tus actividades al aire libre fuera de ese rango y busca sombra cuando sea posible.
En tu rutina diaria no puede faltar un protector solar de amplio espectro como Loción de Protección Solar Hidratante SPF 50 para cuerpo y el Signature Face Stick Tinted SPF 50 para rostro, que además contienen ingredientes hidratantes. Complementa con los anteojos I‑SEA de estilo envolvente o oversized, que filtran el 100 % de los rayos UV y añaden un toque de estilo a tus salidas tanto en la playa como en la nieve.