Los labios tienen la piel más fina del cuerpo y apenas contienen melanina, el pigmento que nos protege de la radiación solar. Por eso son especialmente sensibles al sol, al viento y al frío. La exposición repetida sin protección puede causar sequedad, grietas e incluso lesiones como la queilitis actínica.
Claves para una boca sana
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Elige bálsamos con SPF 50+ y protección UVA/UVB. Al carecer de melanina, los labios necesitan un filtro solar potente. Busca productos etiquetados como “broad spectrum” y asegúrate de que protegen contra ambos tipos de radiación.
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Úsalos todo el año. El sol puede quemar los labios en verano, pero el viento frío y la nieve reflejan la radiación en invierno, por lo que la protección debe ser constante.
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Aplica y reaplica. Extiende el bálsamo generosamente y reaplica cada dos horas o después de comer, beber o nadar.
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Hidrata en profundidad. Por la noche, utiliza un tratamiento o mascarilla labial para reparar y retener la humedad.
Los bálsamos labiales Sun Bum SPF 50 (disponibles en sabores como coco, sandía o plátano) protegen y suavizan con ingredientes como aloe y vitamina E. Su formato en barra es práctico para llevar en el bolsillo de la chaqueta de ski o en el bolso playero.