El cabello está expuesto a agresores como la sal del mar, el cloro de las piscinas y el viento frío de la montaña. Estos factores pueden resecarlo, provocarle nudos y romper su fibra natural. Afortunadamente, con unos simples hábitos de cuidado puedes mantenerlo sano y brillante durante todo el año.
Rutina de hidratación y reparación
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Enjuágate con agua dulce antes y después de nadar. Mojar el cabello con agua dulce reduce la absorción de sal y cloro. Tras salir del agua, vuelve a enjuagarlo para eliminar residuos y evitar la deshidratación.
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Aplica aceites naturales. Aceites como el de coco u oliva crean una barrera protectora que mantiene el cabello hidratado y flexible. Úsalos antes de entrar al mar o a la piscina, o como tratamiento semanal.
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Lava con shampoo suave y acondiciona en profundidad. Es importante eliminar restos de sal o cloro con un shampoo limpiador y luego aplicar un acondicionador hidratante. Los nadadores frecuentes pueden alternar con un champú clarificante.
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Protégelo físicamente. Utiliza un gorro de natación para minimizar el contacto con el agua. Si practicas deportes de nieve, un gorro o casco también ayuda a resguardarlo del viento y el frío.
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No olvides el leave‑in. Un acondicionador sin enjuague hidrata, desenreda y reduce el frizz. Si llevas trenzas o un moño bajo, evitarás la formación de nudos.
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